Conozco a Aníbal desde hace muy poco, producto de estas cosas maravillosas que tiene ser joven en Madrid y un día entrar en un piso en el que viven cuatro chicos de cuatro nacionalidades distintas y toparme con él.
En nuestra primera conversación, me dijo que le gustaba las ondas que llevaba en el pelo, a lo que yo respondí que para qué querría tener las ondas de mi pelo teniendo todo lo que tiene él, es decir, esta piel maravillosa de color caramelo oscuro, una sonrisa que enciende habitaciones y una musculatura que es claramente regalo de unos dioses muy generosos. Me miró, sonrió y le dijo al chico que me llevó a ese maravilloso piso. "Es que me la quedo pa´mí"
Y la cosa con Aníbal, no es ni lo maravilloso de su piel ni lo brillante de su sonrisa, es que desde que entré en ese piso y le vi, supe que lo que tenía delante era un corazón de león.
Este post es mi regalo de "hasta luego" a Aníbal que se me va a hacer un viaje largo, pero al que me muero de ganas de volver a ver para que me cuente todo lo que le ha pasado en ese cachito de camino al otro lado del mar.
Y lo que Aníbal no sabe, es que la que se lo ha quedado a él "pa´mí", soy yo.
En nuestra primera conversación, me dijo que le gustaba las ondas que llevaba en el pelo, a lo que yo respondí que para qué querría tener las ondas de mi pelo teniendo todo lo que tiene él, es decir, esta piel maravillosa de color caramelo oscuro, una sonrisa que enciende habitaciones y una musculatura que es claramente regalo de unos dioses muy generosos. Me miró, sonrió y le dijo al chico que me llevó a ese maravilloso piso. "Es que me la quedo pa´mí"
Y la cosa con Aníbal, no es ni lo maravilloso de su piel ni lo brillante de su sonrisa, es que desde que entré en ese piso y le vi, supe que lo que tenía delante era un corazón de león.
Este post es mi regalo de "hasta luego" a Aníbal que se me va a hacer un viaje largo, pero al que me muero de ganas de volver a ver para que me cuente todo lo que le ha pasado en ese cachito de camino al otro lado del mar.
Y lo que Aníbal no sabe, es que la que se lo ha quedado a él "pa´mí", soy yo.