A mitad de la escapada nos tocó un París muy florido y verde.
Empezamos nuestro día por la "Promenade Plantee" que es una especie de "High Line" pero parisina, no pudimos parar de preguntarnos todo el rato quién tendría la suerte de vivir en esas casas cuyas ventanas daban directamente a tanto verde. Nos consolamos pensando que debían estar hartos de fisgonas como nosotras todo el día al otro lado de la ventana.
Empezamos nuestro día por la "Promenade Plantee" que es una especie de "High Line" pero parisina, no pudimos parar de preguntarnos todo el rato quién tendría la suerte de vivir en esas casas cuyas ventanas daban directamente a tanto verde. Nos consolamos pensando que debían estar hartos de fisgonas como nosotras todo el día al otro lado de la ventana.
Muy cerquita de la Promenade Plantee queda la "Rue des Cremieux" que es una callecita que de repente en medio de París sin venir a cuento, tiene toooodas las casitas pintadas de colores. Le hicimos fotos a todas y cada una de ellas para emular ese poster tan famoso de puertas que creo que todas (o casi todas) las abuelas que se precien tienen en su casa.
Mi casita parisina, podéis venir a visitarme cuando queráis.
Acto seguido tocó la "Place des Vosgues" y el "Village de Saint Paul" que es una suerte de pueblecito minúsculo lleno de tienditas de artesanos y restaurante en los que sientes la necesidad urgente de comer hasta que ves los precios de las ensaladas y se te quitan todas las ganas. De ahí pasamos a la isla de St Louis y luego a la de la cité donde en vez de unirnos a los miles de guiris que en masa visitan Notre Dame, nosotras nos pasamos una hora (literal) en el mercado de las flores haciendo enfadar a los floristas franceses que veían la nuestra como gran insolencia fotográfica.
Cruzando el río, pasamos a la margen sur de La Seine, con intención de visitar a Marie Curie en el Pantheon pero que resultó cerrar con horario muy europeo a las 17.30 de la tarde ¿cómo funcionan los europeos con esos horarios? se comen la mitad del día.
Nos consolamos con un paseito por la Rue de Mouffetard que está llena de librerías y creperías. Ni tan mal.
Ah, y nos llevamos a casa muchos euros en quesos para cenar al más puro estilo francés.
Nos consolamos con un paseito por la Rue de Mouffetard que está llena de librerías y creperías. Ni tan mal.
Ah, y nos llevamos a casa muchos euros en quesos para cenar al más puro estilo francés.